domingo, 9 de agosto de 2015

LOS LIBROS, LAS ARMAS DE MALALA FRENTE A LA GUERRA.



El 5 de julio de este año, una semana antes de su cumpleaños, la líder Malala Yousafzai publicó una fotografía en su Instagram (malalafund) con un ejemplar de El diario de Ana Frank en sus manos. La descripción que acompañaba la imagen decía: “Escogí este libro porque revela el valor y la fuerza de una joven que vive en guerra y conflicto. Me anima a creer que cada niño merece el derecho a soñar, el derecho a aprender y el derecho a vivir en paz”. Y la etiqueta que usó para viralizar ese contenido fue #booksnotbullets (libros no balas, en español).



Educación versus defensa


Por los días en los que Malala comenzó su campaña, en la Cumbre Mundial sobre la Educación para el Desarrollo, que se realizó el 7 de julio, ella afirmó: “Los dirigentes del mundo tienen los fondos para financiar la educación global, pero están eligiendo gastarlos en sus presupuestos militares. Si todo el mundo dejara de invertir en defensa sólo ocho días, podríamos obtener los 39.000 millones de dólares necesarios para proporcionar 12 años de educación a todos los niños del planeta”. Cifra respaldada en el estudio Financiación de la Educación Secundaria Superior realizado por su fundación.
El encuentro en el que la activista participó en Oslo (Noruega) fue una antesala a la Cumbre Especial sobre Desarrollo Sostenible que se realizará en septiembre en Nueva York, en la que se espera que los gobiernos aprueben los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que son compromisos que hacen los Estados para mejorar en temas claves como salubridad, pobreza y desarrollo sostenible.
Uno de esos objetivos compromete a los gobiernos de todo el mundo a garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos.
Al recibir el Nob.el de Paz el año pasado, la joven activista afirmó: “Por qué es tan fácil dar armas y tan difícil dar un libro, por qué, por qué. Por qué es tan fácil hacer tanques de guerra y tan difícil hacer escuelas y universidades. Yo creo en la educación, creo en su poder”.


Para el profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario,Edgar Luna, “desde la caída del Muro de Berlín todos teníamos la ilusión de que los dineros destinados a la defensa se iban a orientar hacía el gasto social y no fue así, porque surgió un nuevo actor que es el terrorismo. Siempre va a existir un motivo por el que se tenga que invertir en el sector militar”.
Campañas como la promovida por Malala ayudan a poner en la agenda el tema de la educación, explica Luna, pero la industria militar es muy influyente, por lo tanto, sugiere que la sociedad es la que debe demandar mayor gasto social: “La cohesión social genera seguridad, si esto existe, se podría reducir el gasto militar”


                                                     ¡¡ LIBROS NO BALAS !!



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